2019-07-08
Las pequeñas ideas se pueden convertir en grandes negocios: de un ama de casa, un ciclista de ligas menores, un vendedor, un administrador o cualquier profesión puede surgir un gran emprendimiento. Por diferentes motivos, han nacido unas de las más grandes e importantes empresas en Colombia.
Teniendo en cuenta que en este país no es nada fácil crear empresa, y que de acuerdo con el Estudio de la actividad Empresarial de GEM Colombia, solo en 2016 el 8.2% de los emprendedores colombianos han cerrado o vendido su empresa, principalmente por falta de rentabilidad o financiación, problemas fiscales o incidentes sociales, es importante reconocer y destacar cómo algunas compañías han perdurado en el tiempo.
Estas son algunas de las historias de empresarios que han afrontado y sobrepasado las barreras de mercados difíciles y han podido superar las brechas económicas, que con el paso de los años han construido grandes compañías que incluso han sobrepasado las fronteras nacionales y facturan grandes ganancias al año.
La sólida compañía de marroquinería de lujo que tiene presencia en seis países exporta el 40% de su producción. Sin duda es una de las historias de emprendimiento más conocida en Colombia, fue creada por el hombre que lleva el mismo nombre, un santandereano que nació en 1941 en Capitanejo y desde pequeño compraba, fabricaba y vendía cosas.
Mario Hernández se tuvo que trasladar a Bogotá por la muerte de su padre, las malas condiciones económicas a causa de ello y huyendo de la violencia. A los 14 años comenzó a trabajar como mensajero y luego tuvo diferentes oficios, hasta que en 1972 compró Marroquinería Ltda., un negocio que fabricaba chaquetas y que pagó a plazos.
En ese momento comenzó a construir una gran empresa que a los seis meses ya había pagado totalmente, y que a los tres años ya contaba con ocho tiendas. Luego, en 1978 compró un porcentaje de una fábrica en Cali que estaba quebrada y en 1981 ya era el único dueño.
Para Mario, la clave para tener éxito en el mundo de los negocios es tomar riesgos. Como dijo en el foro Lecciones Empresariales de Portafolio: “hay que investigar, hay que estudiar, hay que pensar, pero hay que tomar decisiones oportunamente”.
La tornillería más grande del país inició por una idea del ciclista profesional Efrén de Jesús Cardona, que llegó a Bogotá desde San Vicente de Antioquia para competir en diferentes carreras a nivel nacional. Por cuestiones se subsistencia se involucró en el mundo de la tornillería al trabajar en un almacén del que luego fue despedido.
Ya conociendo los almacenes, la demanda y dinámica de este mercado comenzó a revender materiales, hasta que en 1979 se unió a un socio para montar una tienda en un pequeño local, el cual se llamó Mundial de Tornillos. De a poco el almacén se fue transformando en una grande compañía que inició con unos pocos ahorros, cuatro empleados y que, con movidas estratégicas, a los diez años ya contaba con tres sucursales.
El éxito de esta empresa se ha basado en aprender de las dificultades y en sobreponerse a ellas, así como dice Efrén en su frase insignia: “más vale llegar a ser, que haber nacido siendo”.
En la actualidad, la compañía que cumple 40 años genera más de 500 empleos directos, cuenta con 16 puntos de venta, es distribuidora exclusiva de productos con reconocimiento internacional y posee la certificación de calidad ISO 9000.
La empresa de panadería que distribuye a nivel nacional nació como una solución a la necesidad de Susana Posada Vélez de sostener a sus cuatro hijos después de enfrentar el divorcio. Como búsqueda de ingresos para su familia, Susana aprovechó su gusto por la cocina y comenzó a elaborar y vender tostadas a sus vecinos y familiares.
Como una historia construida a pulso, las tostadas al principio se elaboraban en el patio de la casa y en un pequeño horno, eran comercializadas entre las personas cercanas. Con el tiempo pasó a venderlas en las salsamentarias de Medellín y luego llegaron a la cadena de almacenes Éxito con un pedido de 100 paquetes, en ese momento el pequeño negocio se convirtió en un emprendimiento.
La empresa tuvo que trasladarse a Itagüí por la expansión y la industrialización de su producción. En la actualidad, con 38 años en el mercado tiene presencia en todo el país, exporta al extranjero, cuenta con 220 empleados y con la certificación de calidad ISO 9001. Para Susana, la clave del éxito está en la pasión y amor por su empresa y familia, lo que queda evidenciado en sus palabras para el diario las Dos Orillas, “Yo tengo dos familias. Una es la que tengo con mis hijos... La otra es aquí en la compañía. Cada empleado es como si fuera otro hijo”.
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